¿EL USO DE LA MANTILLA EN LA MUJER, ES UNA ORDENANZA VIGENTE PARA LA IGLESIA?

¿El uso de la mantilla en las reuniones, es una ordenanza bíblica o simplemente una costumbre cultural pasada de moda para nuestro tiempo?


Para responder a esta pregunta y que quede una enseñanza efectiva, es necesario, como siempre lo decimos, recurrir únicamente a las Sagradas Escrituras despojados de toda idea preconcebida o preferencia particular.

La Biblia muestra claramente que el uso de la mantilla en la mujer, o de algún velo puesto sobre su cabeza, mientras ora o profetiza (Profetizar, en este caso es  hablar de parte del Señor, comunicar su pensamiento etc.) es una ordenanza vigente y actual para la Iglesia del Señor, de lo cual, no solamente tenemos la ordenanza clara y directa, sino que además se nos explica el porqué, apelando a varias  razones de peso, que nadie puede negar.

Dichas razones  son las siguientes:

La gloria de Cristo: Cuando se trata de la Gloria de Cristo nada es insignificante. Dios muestra a través de su Iglesia esa gloria y manifiesta su multiforme sabiduría (Efesios 3:10)

 El acto y orden  creacional (1 Corintios 11: 8,9)

La enseñanza de la misma naturaleza (1 Corintios 11:14)

La costumbre en la Iglesia de Dios. (1 Corintios 11:16)

El apóstol Pablo,  inspirado por Dios escribe la primera carta a los Corintios, y ya, desde sus primeras líneas deja bien en claro que sus enseñanzas, son mandamientos del Señor para los suyos que estaban en Corintio, pero, también para todos los que en cualquier lugar invocaran el Nombre del Señor “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1 Corintios 1:1,2)

Algunos enseñan que, como había tantos problemas en la Asamblea en Corintio, Pablo se vio obligado a escribirles a ellos particularmente todo el contenido de su carta, y que nosotros, solo debemos tomar algunas enseñanzas, ya que no estamos en el mismo contexto cultural, histórico, espiritual… ¡Eso es falso y dañino! Todas las epístolas muestran claramente, que los temas expuestos en ellas, se debieron a que en esos lugares estaban viviendo ciertos peligros particulares, pero, tal como en las cartas escritas por Juan a las Iglesias de Asia, hay un principio que se mantiene y es el siguiente :   “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:29) Es decir que, las enseñanzas y directivas, si bien, están destinadas primeramente a la iglesia en mención, son enseñanzas universales que todos debemos tener en cuenta.

Pablo resalta este principio en la carta a los Corintios que es la porción de las Escrituras que primeramente se debe analizar para saber el porqué del uso de la mantilla en la mujer y de la cabeza descubierta del varón en la presencia del Señor. Y lo puntualiza en los siguientes versículos: “Esto ordeno en todas las iglesias” (1 Corintios 7:17) si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios” (1 Corintios 11:16) “Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor” (1 Corintios 14:37) “haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia” (1 Corintios 16:1) Estos ejemplos son suficientes para descartar las enseñanzas de aquellos que argumentan que las ordenanzas que encontramos en esta carta, tienen solamente una aplicación local.

Pasando ahora al capítulo bíblico que tiene las enseñanzas sobre el velo de la mujer (1 Corintios 11:1 al 16) Notamos que Pablo se gozaba en los hermanos de Corintios porque en todo se acordaban de él y retenían las instrucciones tal como se las había entregado, pero necesitaban saber algo muy importante y cumplirlo para la gloria de Dios.

Quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” (Versículo 3) Debido a esto, es que: “Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza” (versículos 4,5)

Estos versículos explican porque la mujer debe estar cubierta, y el hombre debe estar con la cabeza descubierta al presentarse conscientemente en la presencia de Dios. Siendo Cristo la cabeza de todo varón, el varón debe honrar a su cabeza, y siendo que el varón es imagen y gloria de Dios, no debe cubrir su cabeza al orar ni al hablar de su parte, porque debe mostrar esa gloria. Colocarse un gorro, sombrero o cualquier otro tipo de cobertura en la cabeza al orar o al ministrar, sería una afrenta (*) hacia Cristo. Por el contrario, la mujer al ser declarada por Dios: “Gloria del varón” (versículo 7) Debe estar cubierta, velar, esa gloria, para que la gloria sea enteramente para el Señor en cada detalle. La mujer, al cubrirse reconoce la posición que le ha dado Dios. La primacía del varón, de Cristo y de Dios. La cubierta sobre su cabeza, es una señal visible, de que ella se somete al orden establecido por Dios. 

(*) Afrenta significa: Hecho o insulto que ofende gravemente a una persona por atentar contra su dignidad.

El apóstol Pablo les recuerda a los Corintios que “la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles” (Versículo 10) Esto también nos es explicado en la Palabra. La iglesia da a conocer la multiforme sabiduría de Dios a los principados y potestades en los lugares celestiales. (Los ángeles) (Efesios 3:10) Cuando los salvos se congregan y administran las cosas santas, y proclaman la obra de Cristo,  dice el apóstol Pedro, que esas son cosas que “Anhelan mirar los ángeles” (1 Pedro 1:12)  Porque ellos que conocen bien la historia del hombre desde su origen, se gozan en ver como Dios para el hombre ha provisto la salvación que no proveyó para los ángeles que cayeron. (Hebreos 2:16) y viendo a los salvos tributarle el reconocimiento al Salvador, se gozan al ver a todos sujetarse al orden divino: Las mujeres cubiertas, y los hombres con la cabeza descubierta.

Luego, como mencionábamos anteriormente, el apóstol apela al orden creacional, diciendo que esta primacía, enunciada en este capítulo: <El hombre como cabeza de la mujer>,  es así, debido a que la mujer procede del varón, y fue creada a causa del varón, como su ayuda idónea, su compañía perfecta y su complemento. No porque el varón sea más importante, ni mucho menos, “Porque  en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón” (1 Corintios 11:11) sino por el simple hecho del orden creacional.

Más allá de la causa creacional, también el apóstol apela a la misma naturaleza, y a la costumbre de las Iglesias de Dios, diciendo, como más allá de toda moda, pauta cultural, etc. “La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello. Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios. ” (1 Corintios 11:14 al 16) Estos argumentos son innegables. La misma naturaleza enseña que la mujer es dotada por Dios con una cabellera que crece dándole gloria. Su cabello siempre la distinguió, diferenciándola del varón, siendo un velo natural para todo momento. La mujer no debe renunciar a mostrar esta diferencia, colocándose en el lugar y la posición del hombre, porque como venimos viendo, hay un orden que Dios quiere poner de manifiesto y entre los creyentes debe ser mantenido. 

Por estas razones, debemos comprender que el velo para las mujeres y la cabeza descubierta para los hombres, no es una costumbre pasada de moda, es un principio espiritual, que habla de la primacía instituida por Dios que la Iglesia del Señor debe respetar. Lógicamente, como todo principio divino, encuentra la resistencia del hombre natural que se rebela y que buscará un sin fin de excusas para no satisfacer la voluntad de Dios, pero los que deseamos honrar al Señor, debemos recordar lo que él dijo: “Mas entre vosotros no será así” (Mateo 20:26) y obedecer su palabra.

Hay quienes interpretan mal lo dicho en (1 corintios 11:15) “Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello” Y piensan, que si la mujer deja crecer su cabello, entonces ya no necesita cubrirse, porque tiene el cabello como velo.

Esta interpretación es errónea. Lo que se dice en el versículo 15 está en relación con lo del versículo 14, donde el Espíritu Santo puntualiza que  la naturaleza misma nos enseña que la mujer no debe cortarse el cabello como varón, ni raparse, sino dejárselo crecer, porque esto la distingue en su posición. Su cabello, es su gloria personal.  Es un velo natural que crece para distinguirla. La mujer con cabello largo, en todo lugar, testifica que asume su posición y acepta el orden de Dios, pero cuando, esa misma mujer va a orar o a hablar de parte de Dios en el ámbito hermoso que el Señor le otorga poder hacerlo, cubre su gloria personal, cubre su cabello largo,  y en esa mantilla o velo que utiliza para cubrirse, manifiesta una señal de sumisión al Señor que glorifica su Nombre.

Estas  consideraciones son sumamente claras para comprender que el uso de la mantilla es algo que sigue vigente para la iglesia y vigente en el deseo de Dios. Lamentablemente ya poco se habla del tema y hay generaciones enteras que ignoran tales enseñanzas, por ese motivo, es bueno, meditar en las Escrituras acerca de estas cuestiones, y trasmitirlas, “para que en todo sea Dios glorificado” (1 Pedro 4:11)

Esto es solamente una contestación a la pregunta hecha. Hay estudios sobre el tema que también  podemos recomendar y que pueden solicitar a nuestra dirección.

¡Oramos  por todos aquellos que desean crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y salvador Jesucristo y esperamos que el Señor bendiga su Palabra!


Preguntas Bíblicas

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